martes, 30 de noviembre de 2010

Las distracciones que damos a los hijos.

"Corazoncito, chiquito, bonito, has comido, has bebido, has visto la televisión, has jugado con la play, has chateado en el ordenador, has salido con los amigos...¿Qué quieres ahora estudiar? Pues vamos a la cama que todos los gustos no se pueden dar". Pero no acaba aquí el estado de relajación en que se encuentra" nuestro angelito". En su habitación, justo enfrente de la cama, tiene una televisión por si no puede coger el sueño, porque leer el libro que está encima de la mesita de noche es demasiado esfuerzo. Los padres han preparado con la mejor voluntad el rincón de estudio: la mesa con la altura adecuada, el sillón con el respaldo recto, la luz a la derecha o a la izquierda...¡Qué no harán unos padres! Pero...¿ están el esfuerzo y la responsabilidad de los hijos a la misma altura? Creo que no. Estamos ofreciendo consciente o inconscientemente distracciones a las que nuestros niños y adolescentes no se pueden resistir. ¡ Para pensarlo!

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