martes, 6 de diciembre de 2011

EQUIVOCADAS


Hablar de la violencia de sexo, que no de género, me resultaría hoy casi imposible. Quisiera decir tanto de algo tan insoportable e incomprensible, que me quedo bloqueada porque no encuentro adjetivos que transmitan de alguna manera lo que siento y opino.

Por eso prefiero canalizar mi rabia de una forma positiva y dedicar todo el tiempo a prepararlas para que su futuro dependa solo de lo que voluntariamente quieran hacer con él. No crean que el nuevo siglo ha traído progreso a todos los niveles. El corto recorrido que voy a hacer a través del tiempo va a quedar plasmado todo lo contrario. Siempre he observado que las niñas en sus primeros años de escolarización han sido mejores que los niños. Posiblemente influya que el sentido del deber se les inculca mucho antes que a ellos, que tienen la "suerte" de esperar para tener edad de trabajar.

Sea como fuere, sus resultados eran mejores y su comportamiento se alejaba de alguna manera de los cánones de los varones. Pero esto se va acabando y compruebo con tristeza como el ambiente está haciendo que se aborreguen y se van incorporando al mundo de sus compañeros "por abajo". Es normal que utilicen un vocabulario soez y que piensen equivocadamente que la igualdad está en beberse el mismo número de copas el fin de semana.

Hay que convencerlas de que su preparación es lo que hará que puedan disponer de su vida con libertad. Su educación, imprescindible.