martes, 30 de noviembre de 2010

Las distracciones que damos a los hijos.

"Corazoncito, chiquito, bonito, has comido, has bebido, has visto la televisión, has jugado con la play, has chateado en el ordenador, has salido con los amigos...¿Qué quieres ahora estudiar? Pues vamos a la cama que todos los gustos no se pueden dar". Pero no acaba aquí el estado de relajación en que se encuentra" nuestro angelito". En su habitación, justo enfrente de la cama, tiene una televisión por si no puede coger el sueño, porque leer el libro que está encima de la mesita de noche es demasiado esfuerzo. Los padres han preparado con la mejor voluntad el rincón de estudio: la mesa con la altura adecuada, el sillón con el respaldo recto, la luz a la derecha o a la izquierda...¡Qué no harán unos padres! Pero...¿ están el esfuerzo y la responsabilidad de los hijos a la misma altura? Creo que no. Estamos ofreciendo consciente o inconscientemente distracciones a las que nuestros niños y adolescentes no se pueden resistir. ¡ Para pensarlo!

La culpa,de los demás.

"Mamá, papá, el maestro me tiene manía"...¡Qué acaban de escuchar esos oídos! ¡Qué mal se sienten los padres-coraje! Sólo con pensar que su niño se pueda traumatizar,les sube por las pantorrillas un anticipo del apocalipsis.¡SU HIJO! Un posesivo enfatizado digno de Lázaro Carreter, les sale del pecho. Ese tierno infante, grande como un armario de tres puertas, porque a su madre le come muy bien, no puede pasar un mal rato. Por supuesto él no tiene culpa de nada. Si es un maleducado lo ha aprendido en la calle(¡ y eso que no sale!); si cuando abre la boquita de piñon de cada "dos" palabras "tres" son malsonantes, es culpa de la familia del padre/madre, según el cónyuge. Si no da un palo al agua es por influencia de los hijos de los vecinos que no han progresado como ellos . Sí, han mejorado la economía y ése es tristemente su único progreso.Es en lo que se queda el progreso de muchos padres que no le dan a la educación y a la cultura la importancia que tienen. Lo mejor de todo es escuchar:¡Que pregunten por nosotros"! Mejor lo dejamos...

lunes, 22 de noviembre de 2010

Término medio

Desde que se emitió en televisión " Curso del 63 " y mis alumnos saben que estudié los seis años de bachillerato en un internado,creo que se imaginan que tenía el pelo cortado al cero o algo por el estilo, según la cara que ponen cuando hablamos del tema. Pues no; ni que decir tiene que todo funcionaba dentro de unas reglas concretas y claras necesarias para llevar una vida ordenada, pero que el aceptarlas suponía no sentirlas como una carga. El vivir en comunidad nos obligaba a ser más tolerantes, a trabajar en equipo, a entablar contactos sociales y amistades que en muchas ocasiones han durado para toda la vida. En el tiempo libre realizábamos trabajos manuales para regalarlos el día de la madre o en cualquier otra celebración. Y lo mejor, aunque parezca lo contrario, la ausencia de televisión, excepto los sábados para ver algún programa cultural ( me encantaba Cesta y Puntos ) o musical; escala en Hi-Fi era para nosotras lo máximo. Así nos ahorrábamos de ver bodrios del calibre de Gran Hermano y que nos presentaran como un experimento sociológico lo que es un puro espectáculo de grosería y mal gusto.¿ No había nada negativo? Pues lo habría, pero el filtro del tiempo, que es muy sabio, ha hecho que nos quedemos solamente con lo bueno.